Permafrost es suelo permanentemente congelado, propio de latitudes altas. El permafrost supone alrededor del 24% de la superficie terrestre en el hemisferio norte y almacena cantidades masivas de carbono.
Como resultado del cambio climático, el permafrost corre peligro de fundirse, liberando así el carbono acumulado en forma de CO2 y metano, gases que acentúan el calentamiento global.
Además, el derretimiento del permafrost es una de las causas conocidas de la erosión del terreno, provocando incluso la desaparición de lagos, corrimientos de tierra y el hundimiento del suelo. Asimismo, provocaría cambios en la composición de las especies vegetales de las latitudes altas.
En resumen: no permafrost, no party… o aún peor
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